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El desierto de Arabia es una región desértica del continente asiático ubicada principalmente en la península arábiga (Oriente Próximo). Cubre una extensión de cerca de 2.330.000 km², ocupando de esta manera la cuasi totalidad de la península con las excepciones de algunas zonas relativamente próximas a la costa. El ser humano ha residido en estos terrenos desde la época geológica pretérita del Pleistoceno.
Se ubica en su mayor parte dentro del país más grande de la península: Arabia Saudita; asimismo otras grandes zonas yacen hacia el interior de Jordania, Irak, Catar, Baréin, Kuwait, Omán, Yemen y los Emiratos Árabes Unidos. Su relieve se ve alterado por una serie de cadenas montañosas, con elevaciones que alcanzan alturas de 3.700 metros y que limitan en tres laderas con prominentes acantilados.
Por lo menos un tercio del desierto está cubierto por arenas, como los arenales del Rub al-Jali, que se considera tienen uno de los más inhóspitos climas del mundo. No existen allí masas de agua permanentes; no obstante, el sistema ripario Tigris-Éufrates radica al noreste y el Wadi Ḥajr está ubicado hacia el sur, en Yemen.
Gacelas, oryx, gatos de arena y lagartijas de cola espinosa son solo algunas de las especies adaptadas al desierto que sobreviven en este entorno extremo, que presenta de todo, desde dunas rojas hasta arenas movedizas mortales. El clima es mayormente seco (la mayor parte recibe alrededor de 100 mm (3,9 pulgadas) de lluvia por año, pero algunos lugares muy raros reciben tan solo 50 mm), y las temperaturas oscilan entre calor muy alto y heladas nocturnas estacionales. Es parte del bioma de desiertos y matorrales xerófilos y se encuentra en los reinos biogeográficos del Paleártico (parte norte) y Afrotropical (parte sur).
La ecorregión del desierto de Arabia tiene poca biodiversidad, aunque aquí crecen algunas plantas endémicas. Muchas especies, como la hiena rayada, el chacal y el tejón de miel, se han extinguido como resultado de la caza, la destrucción del hábitat, el pastoreo excesivo del ganado, la conducción todoterreno y la invasión humana de su hábitat. Otras especies, como la gacela de arena árabe, se han reintroducido con éxito y están protegidas en varias reservas.